sábado, 8 de marzo de 2014

Feliz día para las mujeres aviadoras

Amalia Celia Figueredo de Pietra fue la primera mujer en pilotear un avión en Sudamérica y una de las pioneras de la aviación mundial.

Nació en la ciudad de Rosario el 18 de febrero de 1895, hija de Honoria Pereyra y de Faustino Figueredo. A los cinco años su familia se trasladó a la ciudad de Buenos Aires.
En 1914, con 19 años, se mudó cerca del aeródromo de Villa Lugano, donde conoció al aviador y constructor de aeroplanos francés Paul Castaibert y a Jorge Newbery con quien efectuó su vuelo de bautismo.

Hasta esa fecha, entre 1909 y 1913 en Europa y América del Norte habían volado 23 aviadoras y 16 pilotos de globos aerostáticos. Recién el 8 de marzo de 1910 una mujer voló sola en avión obteniendo su brevet, la francesa Raymonde de Laroche.

Figueredo inició su instrucción con Castaibert en un avión construido por él, un monoplano Castaibert-Anzani 25 HP, que al tener una sola carlinga obligaba a aprender en tierra. Continuó su instrucción junto a Eduardo Alfredo Olivero y Emilio Saurvein pero ante la imposibilidad de volar sola, pasó a la escuela de pilotaje fundada por Pablo Teodoro Fels y el francés Marcelle Paillete en San Fernando (Buenos Aires), donde continuó con su aprendizaje con un biplano tipo escuela Henry Farman, modificado con motor Gnome de 50 HP.

El 6 de septiembre de 1914 intentó un primer examen pero tuvo un accidente sin consecuencias. Según relataría años después, cuarenta y ocho horas antes le habían aflojado los tensores de su aparato, por lo que estando a unos sesenta o setenta metros de altura perdió el control al aflojarse los cables, consiguiendo descender lentamente y planear hasta llegar al suelo.

El 1 de octubre de rindió nuevamente ante los examinadores del Aeroclub Argentino, ingeniero Carlos Irmscher y Carlos Borcosque obteniendo el brevet de Piloto Aviador Nº 58 de la Federación Aeronáutica Internacional, expedido por el Aeroclub Argentino. Durante el examen tuvo que volar sobre la mesa de los examinadores y entre dos pilones a quince metros uno de otro, efectuar seguidamente cinco series de ochos entre los pilones, elevarse a 300 metros y descender desde allí con motor, aterrizando en el sitio prefijado.

Después de cinco minutos de descanso debió elevarse nuevamente y repetir cinco series de ochos, ascender y luego descender sin motor, planeando, hasta aterrizar en el sitio indicado. La crónica periodística de la época relataba: "Dio comienzo a las 4:30 de la mañana, iniciando la examinada, sin dificultades, dos largas series de "ochos" con el Farman-Gnome 50 HP. Cumplida esta parte del examen, se elevó a una altura de 200 metros y, después de algunos virages interesantes, descendió en un largo vuelo planeado, que mereció aplausos de parte de los que presenciaban la prueba".

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