domingo, 19 de diciembre de 2010

La caja negra

Se denomina así al registrador de datos, que es el dispositivo que, principalmente en las aeronaves y coches motores o locomotoras de trenes, registra la actividad de los instrumentos y las conversaciones en la cabina. Su función es almacenar datos que, en caso de un accidente, permitan analizar lo ocurrido en los momentos previos.

Los primeros registradores de vuelo se empezaron a usar a finales de los años 50 y se les llamó cajas negras, denominación que perduró incluso después de que se pintasen de color naranja claro para facilitar su localización tras un accidente.

La denomina- ción de cajas negras proviene, al igual que en otras situaciones (como día negro) de que en el momento que las cajas negras se hacen necesaria, es porque ha sucedido un accidente aéreo.

Los registradores actuales emplean microcircuitos de memoria flash, capaces de almacenar datos durante varios años sin alimentación de energía.

Los mejores registradores de estado sólido pueden guardar del orden de 80 megabytes, mucho menos que la memoria de la mayoría de los ordenadores personales, pero suficiente para almacenar unas dos horas de grabaciones de voces de cabina o un día completo de lecturas de los instrumentos del avión.

Ese bloque se cubre con un blindaje grueso de acero para que resista los aplastamientos por impacto. Bajo el acero hay una capa de aislante térmico diseñado para proteger los microcircuitos de memoria de los incendios que suelen ocurrir tras un accidente del reactor.

Todas las aeronaves comerciales de gran tamaño llevan dos cajas: la grabadora de voces de cabina, que recoge las conversaciones de la tripulación de vuelo y los sonidos procedentes de la cabina, y el registrador de datos de vuelo, que anota la altitud del aparato, su velocidad con respecto al aire, su rumbo y otras lecturas instrumentales.

Dada la importancia de esa información, los registradores se diseñan para resistir cualquier impacto.

Recientemente se amplió la lista de lecturas instrumentales a almacenar y también se ha propuesto que cada grabadora de voces de cabina esté equipada con una fuente de alimentación de reserva para que pueda seguir funcionando aunque se averíen los circuitos eléctricos de la aeronave.

Las pruebas de certificación que se realizan para comprobar que estén preparadas, son las siguientes:

* Prueba de impacto: una pistola de gas lanza el registrador contra un blanco de aluminio, produciendo una fuerza máxima de 3.500 kilos.

* Prueba de resistencia a la penetración: se deja caer sobre el aparato, desde tres metros de altura, una masa de 225 kilos provista de una punta de acero templado.

* Prueba de aplastamiento estático: un actuador aplica una compresión de 2.300 kilos fuerza.

* Prueba de inmersión a gran profundidad: el registrador debe resistir 24 horas en una cámara llena de agua marina a presión.

* Prueba de ignifugación: se le somete a llamas de 1.100 °C.

Gracias a a las cajas negras, se sabe que cerca del 38% de los accidentes de aviación se produce durante la maniobra de despegue, mientras que otro 26% ocurre durante el momento del aterrizaje.

El 75% obedece a fallos humanos, el 11%, a averías y el 5%, a condiciones meteorológicas adversas.

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