miércoles, 4 de noviembre de 2015

Cruzar los controles de mando como el “Gimliglider”

Se denomina cruzar los controles de mando a la operación que generalmente se realiza en planeadores para descender más rápido, se realiza haciendo un deslizamiento lateral sobre uno de los planos, para ello se debe virar el timón hacia un lado y los alerones hacia el lado contrario, para hacer una contrafuerza hacia el otro lado, el resultado es que el costado del planeador presentara una resistencia mayor al viento, lo que le permite ser frenado y así aterrizar a menos velocidad.


Pero el 22 de julio de 1983, el Boeing 767 de Air Canadá  partió de Montreal, en el vuelo 143, de regreso a Edmonton con el Capitán Robert  Pearson y el Primer Oficial Maurice Quintal en los controles; el avión se queda sin combustible y debe hacer algo impensado.

Decidieron aterrizaje en Gimli, una antigua base de la Fuerza Aérea de Canadá en Manitoba.

Hizo lo que haría cualquier piloto de planeador haría; cruzó los controles de mando y lanzó el Boeing 767 en un deslizamiento lateral pronunciado. 

Algunos de los pasajeros del vuelo 143 terminaron mirando nada más que el cielo azul, los otros hacia abajo hacia un campo de golf. 

Para conseguir el mayor alcance posible y por lo tanto tener más libertad para escoger un lugar para aterrizar, él precisaría pilotar el B767 a una  velocidad  conocida como “velocidad ideal de tasa de descenso”. Imaginando cual podría ser el valor de esa velocidad para el B767, él mantuvo el descenso de la aeronave a 407 Km/h.

Sin potencia, los pilotos tenían que intentar bajar el tren de aterrizaje de la aeronave por gravedad, pero debido a la corriente de aire, el tren de nariz no consiguió anclarse en la posición correcta. La velocidad cada vez menor del avión también reducía la eficiencia haciendo que el B767 se volviese cada vez más difícil de controlar.

A unos 12 metros del suelo por fin nivelaron el avión pero entonces otro problema, y muy grande, estaban descendiendo en la pista equivocada, resulta que la que aún estaba en uso tenía el pavimento muy oscuro y no se veía bien desde el aire y además no contaba con suficiente iluminación, estaban cayendo en la que si tenía pintura pero estaba cerrada.

Tan pronto como el tren principal tocó la pista, Pearson aplicó los frenos con fuerza, en ese momento explotan dos neumáticos. El tren de nariz, al no estar anclado, se plegó sobre el compartimento, haciendo que el morro del avión se arrastrase por el suelo creando un frenado por fricción.

El avión también alcanzó el guardariel que dividía la pista, reduciendo su velocidad, lo que evitó que se saliese de la pista y no llegara hasta donde había gente reunida festejando el Día de la Familia.

En medio del terror, después de varios segundos de escalofrió por fin se detuvo el avión, de inmediato las puertas se abrieron y los toboganes se desplegaron, en el descenso del vuelo se contaron 10 lesionados, aunque no de gravedad, las 69 personas de ese vuelo salieron aterradas... pero vivas.


A pesar de las probabilidades adversas el piloto logró aterrizar con todas las personas a salvo, gracias a su experiencia en vuelo con planeadores. Gracias a esta proeza el avión fue apodado GIMLIGLIDER.

Ver link con mas detalles: http://www.rcinet.ca/es/2013/07/23/hace-30-anos-un-avion-en-canada-se-quedo-sin-combustible-en-pleno-vuelo/

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