Los
hermanos Wright construyeron su propio motor de combustión interna, y el 12 de febrero de 1903, junto
con Charles Taylor, tenían terminado y listo para las futuras pruebas de funcionamiento el primer prototipo en el
taller.
El
motor fue construido principalmente por Taylor, sin planos, trabajando con las
máquinas rudimentarias para darle forma a sus ideas.
El bloque principal era de aluminio, se lo encargaron a una fundición y el resto de las partes las ensambló Taylor en el taller de los Wright con los escasos medios de que disponía.
El
motor poseía 4 cilindros de hierro en línea, montados sobre el bloque de
aluminio que alojaba los 4 pistones de 4 pulgadas de diámetro y otras 4 de
recorrido.
El
sistema de refrigeración era por agua, mediante camisas que rodeaban los 4
cilindros, en las que el agua se evaporaba al calentarse los cilindros,
rellenándose directamente de un depósito.
Las
chispas de encendido se generaban mediante interruptores mecánicos y la
electricidad la suministraba el magneto.
Para
el arranque se utilizaban baterías exteriores que se desconectaban.
El
motor no disponía de carburador y la gasolina se hacía llegar por gravedad a un
compartimento previo a la cámara de combustión donde por el calor se evaporaba,
mezclándose con el aire.
Mediante
2 grifos se podía, cortar el paso de la gasolina para apagar el motor, o
regular la cantidad de combustible que se enviaba a las cámaras de combustión.
Con este mecanismo y con un cierto ajuste en el adelanto o retraso del
encendido era posible controlar las revoluciones del motor.
El
motor también contaba con un volante, para regular el giro, amortiguando las
variaciones de velocidad angular, cuya masa era de unas 26 libras.
Este
primer motor no obtuvo los parámetros necesarios para hacerlo volar, pero fue
el primer motor ultraliviano para una aeronave.
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